La noria de los pensamientos.


Hay días, en ocasiones parecen solo momentos, en los que repito una y otra vez la misma frase en una conversación. Cuando me escucho, no se por el numero de repetición que voy, me quedo parado o bien salto de conversación.

Eso descoloca a mis interlocutores si estos no están advertidos de lo que me pasa. A veces hasta es divertido intuir, que no ver, las caras de estupor que ponen cuando pasa.

Pero, la mayoría de ocasiones, de divertido no tiene mucho. Por ejemplo, cuando escribo en el blog no recuerdo si he tocado pensamientos en concreto, si he puesto una imagen determinada. No lo recuerdo, simplemente. Y es así porque, se ve, que la memoria más reciente la tenemos un poco de paseo. No somos capaces de almacenar datos. Por lo menos eso me pasa a mi.

Por eso me dije, al empezar a escribir este blog, que nunca miraría los archivos más antiguos. Porque ellos, como una noria, quizás volverían a mi en la ocasión que menos esperaba.

Y me ocurre que no solo me vuelven en forma de canciones, las que escucho mientras escribo, si no que me ha vuelto como menos esperaba: en forma de palabra de una pareja amiga que ha leído un pensamiento del blog. Y no lo he dicho a nadie.

El mundo es un pañuelo pero, Internet, es simple y llanamente el boca a boca que nos decimos los unos a los otros.

No se cuanto tiempo estaré escribiendo el blog. Depende... de tantas cosas. Pero si se que la palabra de animo que me dieron me hizo olvidar que, tal vez, algún día, en alguna ocasión, repita el mismo pensamiento. Pero no las mismas palabras. Esas no las llevo en la cabeza, las llevo en el corazón.
  • Mientras escribo esto, estoy escuchando: Dust in the wind (Kansas)

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