Silencio, se rueda.


Hoy he ido a despedirme de la empresa. Me he despedido de 36 años de trabajo, de personas que están en mi mente y que, a partir de hoy y no se por cuanto tiempo, estarán en mis recuerdos. Ha sido curioso por que algunos rostros apenas los distinguía, solo los que más se han aproximado a mi y, eso no lo saben, sin notarles defecto alguno en la cara. Para mi están y estarán como los deje ahora va hacer un año y medio. Es el regalo que mi vista les hace. No envejecer ante mis ojos.

Sin embargo, y era del todo inevitable, a medida que hablaba con cada una de ellas la vida laboral pasaba ante mi como si de una película se tratara. Y había bastantes guiones para escribir. Quizás no seria el cine que ahora tanto gusta de acción pero seguro que seria un cine de saborear tranquilamente en la butaca de platea junto a tu pareja.

Son muchas las historias que cualquiera puede pensar y escribir sobre su vida. Personales, intimas, con derechos de autor, de amor, sufrimiento, algo de terror, risas, dolor e incluso sexo y nadie se escandaliza por eso. Nada que no sea de la vida cotidiana en un lugar donde has estado 36 años, con mas de 200 personas, como cualquier gran familia. Es curioso que, en algunos casos, mi mente, recordaba la voz que me hablaba pro no a la persona que estaba ante mi. Y no es por no conocerla sino por el poco trato que ha tenido con ella en esos años. Curioso.

Seguro que alguna persona se me ha olvidado decirle hasta luego, quizás tenga pronto la oportunidad de corregir ese lapsus pero estoy seguro que,en algún momento, ese pensamiento lograra saltar el trozo desmielinizado y me lo topare de bruces. Al menos mi recuerdo estará ese momento ahí. Que no me lo tenga en cuenta si así ha sucedido.

  • Mientras escribo esto, estoy escuchando: Hold your head up (Argent)

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