El edificio inteligente.


He escogido un estudio, al azar, sobre edificios inteligentes. En el hablan de seguridad, gestión de la energía, formación, cultura, entretenimiento, teletrabajo y un número de adjetivos que, a mi modesto entender, no se muy bien hacia que van encaminados: si hacia el empresario o el trabajador. Cada uno debe extraer sus conclusiones. La mía esta meridianamente clara.

Pero llevo algunos años oyendo ese termino: Edificio Inteligente. Y me hago una reflexión: trabajaba en una empresa que decía tener uno de esos edificios. Conexiones Wifi, salas "inteligentes", voz IP, seguridad incuestionable. Pero el edificio era incapaz de detectar una cosa primordial para los directivos de la empresa. Era incapaz de detectar el sentimiento de las personas.

No detectaba el dolor de una persona a la que le comunicaban que prescindían de sus servicios. Ni la rabia que se acumulaba en el resto de sus compañeros.

Era incapaz de detectar el llanto que producía una insensata decisión de un misero jefe de sección. E incapaz de detectar la mordaza que se estaba poniendo en la boca de algunas personas, simplemente para que no expresaran su opinión fuera de ese edificio.

Y la dirección creía estar generando embajadores cuando, en realidad, lo único que estaba generando era sitiadores de una embajada. Y el edificio no tenia un año, ni dos. Era mucho mas antiguo. La "inteligencia" le venia de muchos años atrás. El que, algunos directores cantaran ahora la "Macarena" solo es un reflejo de las enseñanzas americanas que llegan. Nada más. Un proyecto no es si no el resultado de una idea que, seguramente, empezó algunos años atrás.

El Edificio Inteligente continua en pie. Los directores siguen subiendo montañas, pero algo tan simple como el llanto de un trabajador son incapaces de sentirlo. Y tuvieron 20 años y tuvieron un sueño que, estoy seguro, nada tenia que ver con el mundo que empezaron a crear cuando dejaron atrás los 30.
El edificio inteligente no diagnostica enfermedad alguna ni tampoco detecta, lo que para mi es más grave, la estupidez cognitiva que campa a sus anchas por sus pasillos aunque, afortunadamente, no es contagiosa y al parecer no afecta a los niveles más bajos de los trabajadores,sino a directivos y cercanos. No todo es negativo en estos edificios.
  • Mientras escribos esto, estoy escuchando: Warrior (Wishbone Ash)

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