Alcanzar el cielo con los dedos.



Sentado en el parque, en un banco, mientras veo pasear la gente elevo una de mis manos y, con los dedos, trato de alcanzar el cielo. Parece estar a mi alcance pero no logro estirarlos todo lo que deseo. Están como agarrotados, encogidos, no se si asustados por lo que trato de alcanzar o, simplemente, porque la EM hoy no deja que se estiren para tocar una parte del cielo.

Pero recibo ayuda primero en forma de voz, luego de mano que se entrelaza con la mía. Y comienzo a tocar el cielo.

Y escribo lo que siento. Prometí que siempre lo haría, aunque fuera con un dedo. Aunque cueste un infierno. No dejare de escribir mientras pueda alcanzar el cielo y estés aquí para ayudarme.

No se quien puede leer esto. Si me dejo guiar por una imanación y ego febriles dirá que miles de personas. Si me dejo guiar por el corazón, diría que cada día lo lee una persona que, como yo, es capaz de alcanzar el cielo a pesar de la EM. Y eso me hace seguir escribiendo. Porque una vez alcanzado el cielo, lo realmente maravilloso es compartirlo. Tengo esa suerte y espero que, esa persona que hoy me lee, también la tenga.

Si es así, hoy le ayudamos a estirar sus dedos para alcanzar el cielo.


  • Mientras escribo esto, estoy escuchando: Canon (Johann Pachelbel)

Comentarios

  1. Anónimo8/26/2011

    Yo tampoco puedo alcanzar el cielo y no encuentro la mano amiga que ayuda, pero con mi intensa imaginación llego a acariciarlo y la paz que aparece me dice que sí que esto es y que alli està el lucero del alba.

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