La fuerza de la imaginación.



Alex miraba,como cada día, desde la ventana de su casa a la calle. Veía la misma gente pasar, un día y otro en una rutina perfecta. Sabia los horarios de cada una de las personas e imaginaba sus vidas. Porque vivían, amaban, odiaban, que sentimientos les hacia moverse. Era así desde hacia mas de ocho meses, desde que tuvo el accidente con la moto. Las lesiones que tuvo no eran irreversibles, le dijeron los médicos, pero aún estaba sin andar. Las caras eran las de siempre.

- Hoy parecen ir más tristes -,pensó.

Estaba en sus pensamientos cuando una cara le llamo la atención. Era la de una chica, más o menos de su edad, que iba por la calle sonriendo, con una melena morena jugando entre sus hombros a cada paso que daba. Alex se quedo absorto con aquella imagen. Todo lo demás pareció volatilizarse. No podía imagina nada acerca de la vida de aquel ser tan maravilloso. Su mente había quedado completamente en blanco, inundada por aquella magnifica visión. El mundo parecía detenerse. Alex impregno sus ojos con aquella visión celestial, para él. Aquel día se sintió nervioso, deseando que pasara deprisa, que mañana fuera hoy de inmediato.

Durante varias semanas Alex vio aquella chica pasar delante de su ventana. Su excitación fue en aumento, no lograba imaginar nada de ella. Pero, Alex, casi sin darse cuenta acelero sus visitas al fisioterapeuta, sus ejercicios diarios y la motivación era tal que, en pocas semanas, logró levantarse y dar los primeros pasos. Algunos hablaban de curación milagrosa pero, Alex, cada día tenia mas fuerzas con la sola visión de la cara de la chica. Su imaginación estaba haciendo el resto.

Pasaron algunos meses, Alex tenia una progresión fantástica. Iba a recuperación cada día y los progresos eran evidentes. Eso hacia que no estuviera delante de la ventana y llevara algunas semanas sin ver a su ángel, como él la llamaba para si. Pero tenia toda su imagen dentro de si y la recordaba palmo a palmo, aún sin saber quien era. Sin embargo no dejaba de pensar en ella.

Pasaron un par de meses y Alex fue al Hospital General a una visita de rutina. Si seguía así, pocos meses más y le darían el alta. ¡Tan expectacular había sido su recuperación!. Cuando salia del Hospital, se quedo en la puerta esperando el autobús. Mientras lo esperaba miraba a la gente, como hacia antaño, y pensó en su ángel. ¿Donde estaría?. Siguió con sus pensamientos cuando, el frenazo de una coche, le hizo girar su cabeza a la izquierda, hacia la entrada del Hospital. El corazón se le desboco, ¡allí estaba ella, entrando en el Hospital!. Alex corrió y corrió hasta llegar a su altura y....

..y ponle, tú, el final a la historia.Puede ser todo lo bonita, triste, simple, absurda, bella o como tu quieras que sea. Si te diré que, como todas las historias tiene mucho de ficción, pero me he basado en una pareja que empezó más o menos igual. Ella tiene Esclerosis Múltiple pero son todo lo felices que su día a día, y su imaginación para llevarlo, les deja ser.



  • Mientras escribo, estoy escuchando: Unchain my heart (Joe Cocker)

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