El suicidio de una lágrima.

Una voz amiga, que nunca he oído pero canta en el coro de mis sueños, me pidió que le explicara algo sobre lo que escribo alguna vez: el suicidio de una lágrima. Y me puse a escribir pero nada salia de mi cabeza, nada de mis manos. Pensaba que, quizás, fui demasiado temerario con la libertad que di a mis dedos para que escribieran tan bella expresión. Me quede quieto, apesadumbrado.¿Como pretendía,iluso de mi,describir un sentimiento, una sensación?. Y baje la cabeza... y sucedió...recordé.

Recordé que sucedía cuando cerraba un libro, al terminar. Recordé como una lágrima recorría mis entrañas abriéndose paso desde el centro hasta mi lagrimal. Recordé que no podía detenerla, poniendo mis manos entre su belleza y su libertad. Recordé como me estremecía con la ultima palabra que leí, como temblaba con el recorrido que sentía dentro de mi. La sentía al cerrar un libro y,hoy, lo recordé de nuevo cuando leí: "...tengo que dejarlo" en un blog. Sentí, de nuevo, la lágrima recorrer mi interior. Buscando como antaño el precipicio por donde despeñarse, atando mis manos a mis bolsillos por si se me ocurría interponerme entre su camino y su dolor. Y es que, la lágrima, sabe cual es el tema del blog. Por eso hoy recuerdo un blog amigo que cerró sus páginas y se marchó a volar en el cielo de mis recuerdos, a una voz amiga que me pidió que le explicara el suicidio de una lágrima y a un corazón que escribió un adiós sin haberse presentado.

Y oigo esta música, que cuando termina, deja que otra lágrima de mi cuerpo escape. No llego a tiempo de retenerla entre mis dedos y,de nuevo, se suicida. El mar sigue ahogando mi cara cuando leo lo que alguien siente, al escribir una palabra que encierra, sin mencionarlo,un adiós.