El miedo de los hombres.


Son muchas las cosas a las que tememos los hombres. Si lo pienso puedo enumerar un sinfín de miedos que nos atemorizan desde el inicio de los tiempos. Y parece que siempre, o casi, nos hemos refugiado en la religión. Ves las religiones más importantes del mundo y llegas a la conclusión, por lo menos a esa he llagado yo, que están basadas en el miedo. De ahí que nos hagan pensar en una vida más allá de la muerte, en una vida eterna mejor que esta, en promesas de edenes inimaginables. Todo es discutible, como no. Todo es según el punto de vista.

Pero no es en el miedo en lo que me he detenido en las religiones, no. Me he detenido ha pensar en algo mas sencillo pero que, muchas veces, se nos pasa por alto. ¿Cuantas religiones, de las llamadas mayoritarias, han sido fundadas por mujeres?. La respuesta es sencilla. Ninguna. Todas han sido creadas, desarrolladas, escritas, dirigidas por hombres. Ninguna en sus orígenes lo fue por una mujer.

Y vuelvo a lo mismo de siempre, lo que ya he tratado en algún otro pensamiento, ¿ Por que, los hombres, tenemos tanto miedo a las mujeres ?. ¿ No decimos que somos iguales?. Al parecer nuestras obras se empeñan desde la más lejana antigüedad en dejarnos en evidencia. Tuvimos que crear algo llamado religión para justificar que, los hombres, somos una creación de lo divino. Lo humano lo dejamos para las mujeres.

Y sin embargo día tras día nos demuestran que, si de algo divino esta echa esta vida, tiene mucho mas que ver con ellas que con nosotros. Ellas no tienen miedo por eso no les hace falta crear ningún falso ídolo al que adorar. Le dan vida a la vida en su interior y la protegen aun con su vida si es necesario. Ellas no se hunden por que sus hijos tengan una enfermedad. Luchan con todas sus fuerzas para encontrar una medicina que les cure. Nosotros creamos ídolos para golpearnos el pecho y decir que los dioses nos castigan por nuestros pecados.

Los hombres somos tan simples que no sabemos ver el principio del Universo aunque, como ocurre día a día en este mundo, lo tengamos enfrente de nuestras narices.
  • Mientras escribo esto, estoy escuchando: Someday never comes (Creedance Clearwater Revival)

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