El duelo de las amazonas.

He leído algunas leyendas sobre las amazonas, ese mítico pueblo de mujeres guerreras. Pero nunca pensé que fueran más que eso, leyendas. Nada más lejos de la realidad. He sido testigo de un auténtico duelo entre dos amazonas.

Al principio no daba crédito a mis ojos, me quede perplejo sin reaccionar. Pero, al fin, me di cuenta de lo que estaba realmente presenciando.

El ejercicio de psicomotricidad consistía en coger una pelota entre dos. Tirar de ella y ver quien conseguía quedarsela en las manos. Eramos nueve. Obviamente sobraba uno. El afortunado fui yo. Comenzó el ejercicio. Al principio no preste atención, lo que más se oía eran las risas de unos y otros intentando quitarse la pelota. Unas veces lo conseguía una, otras otro. Pero la risa era imparable.

Pero, de repente, me fije en ellas dos. No se reían en absoluto, tiraban de la pelota hacia cada una de ellas como si les fuera la vida en ello. No era un juego. Era un lucha por la supervivencia. Ganaba una y los ojos de la otra echaban fuego mientras volvía a coger la pelota para la revancha. Y de nuevo chocaban dos titanes. Nadie se daba cuenta. No importaba si la otra caía en la lucha. No importaba la esclerosis. Eran dos amazonas en plena batalla. En esos momentos no tenían enfermedad alguna, eran completamente libres, luchando por su dignidad como guerreras que eras. No importaba nada mas.

Quien lea esto dirá que me desborda la imaginación, que he visto muchas películas pero si hubiera visto aquellos ojos y aquellos brazos luchar por la pelota quizás sabría de que estoy hablando. Tengo muy claro, desde hace tiempo, que no he de interponerme en la lucha de dos mujeres. Si me quedaba alguna duda, solo tengo que recordar la pelota que por cierto es la única que acabo en mitad de la sala. El resto acabaron en las manos de la terapeuta. Cosas del empuje en el fragor de la lucha.

• Mientras escribo esto, estoy escuchando: Starman (David Bowie)