Horneando pan.

Se escondió la sonrisa de Manuel tras un amanecer de lágrima reprimidas, se escondió entre mis recuerdos de alegría vividas. Horneaba pan en los amaneceres y palabras en los atardeceres. Sabio por haber vivido y haber sabido contar esa vida a cuantos a él se acercaron. Se fue Manuel un ratito porque le esperan, se fue por que le echan de menos dos ojos peregrinos, revoltosos, con los que domo el fuego y la tierra. Se ha ido Manuel sin hacer ruido, como siempre, con la sonrisa a flor de piel. Con la esperanza en la boca, derramando querencias para arraigarse en las entrañas de cada uno. Se ha ido Manuel, su cuerpo, no su espíritu. A él le sigo diciendo, de cuando en cuando, "hola".Porque me ha dejado su sonrisa cada vez que miro hacia el mismo lugar que, Manuel, me dijo un día. Se ha ido horneando palabras para reconfortar espíritus. Ha entrado, por el camino que le ha ensenado una lágrima, en el centro de mi corazón. Allí, esta madrugada horneo su primer pan en la tahona, pues son muchos los que esperaban ese pan de palabras de amor y sabiduría.

Manuel, In Memoriam